martes, 22 de mayo de 2012

BARROCO




A principios del siglo, en la época del tenebrismo, el paisaje seguía siendo poco cultivado. Solamente el alemán Adam Elsheimer destaca por tratar las historias, generalmente sagradas, como auténticos paisajes en los que muchas veces realiza espectaculares estudios sobre los efectos atmosféricos, la luz o los estudios de amanecer y anochecer.
El flamenco Rubens pinto al final de su vida algunos cuadros que se cuentan entre la pintura paisajista Europa mas importante.
Fue en el Barroco cuando la pintura de paisajes se estableció definitivamente como un género en Europa, con el desarrollo del coleccionismo, como una distracción para la actividad humana. Es un fenómeno propio del norte de Europa que se atribuye, en gran medida, a la reforma protestante y el desarrollo del capitalismo en los Países Bajos. La nobleza y el clero, hasta entonces los principales clientes de los pintores, perdieron relevancia, siendo sustituidos por la burguesía comerciales. Las preferencias de esta no iban hacia las complejas pinturas de historia, con temas de la Antigüedad clásica, la metodología o la historia sagrada, ni hacia complejas alegorías, sino que preferían temas sencillos y cotidianos, por lo que alcanzaron independencia géneros hasta entonces secundarios como el bodegón, el paisaje o las escenas de género. Se produjo tal especialización que cada pintor se dedicaba como los “países bajos”, esto es, los terrenos que quedaban bajo el nivel del mar, con sus canales, poladers y molinos de viento; destacaron en este tipo van Goyen, Jacob Ruydael y Meindert Hobbema. Henderick Avercamp se especializo en estampas invernales, con estanques helados y patinadores.
Otros se especializaron en pintar animales. Por ejemplos, Paulus Potter suele pintar vacas dentro del paisaje de las llanuras y los pastos holandeses. Hubo quien se especializo en marinas, diferenciándose entre quienes retrataban los barcos en las tranquilas aguas de los puertos y los que preferían el mar agitado por los vientos y las olas.
Hubo quien cultivo el paisaje urbano, las perspectivas de las ciudades holandesas, con sus casas la ladrillos y las agujas de las iglesias en al horizonte, como Gerrit Adriaenszoon Berckheyde o Carel Fabritius. Aunque Vermeer se dedicó sobre todo a las escenas de género, pinto el paisaje urbano más conocido de la época, su vista del Delft, fue considerada por Marcel Proust como el cuadro más bello del mundo, e inmortalizo esta pintura en su obra “en busca del imperio perdido”.
Finalmente, se desarrolló un sub-genero exclusivamente holandés como el cuadra de arquitectura que representaba el interior de las iglesias; en esta última línea desatacaron Saenredam y De Witte. La gran especialización de los pintores holandeses no impedía que, en ocasiones, se combinasen los diversos temas artísticos, y así Fabritius pinto una vista de Delft, con un tenderete de vendedor de instrumentos musicales en primer plano, combinando así el paisaje urbano en el bodegón.
Mientras que en el norte de Europa se desarrollaba con esa amplitud todo tipo de paisajes puros, en el sur seguía precisándose una anécdota religiosa, mítica o histórica como pretexto para pintar paisajes. Se trataba del paisaje llamado “clásico”, “clasicista” o “heroico”, de carácter idílico, que no se correspondían con ninguno concreto que existiera realmente, sino construidos a partir de elementos diversos (arboles, ruinas, arquitecturas, montañas…)

Esta línea siguieron los dos grandes paisajistas franceses, formados en Italia: Nicolas Poussin y Claudio Lorena. Lorena es considerado un paisajista moderno debido a que observo atentamente la naturaleza e hizo estudios al aire libre sobre la luz a las diferentes horas del día, las sombras sobre los edificios, los reflejos en el agua. Sin embargo, aunque realizo algunos paisajes puros, la inmensa mayoría de su obra sigue teniendo como tema una historia religiosa o mitológica y para ello incluye figuras humanas, a veces ejecutadas por mano de otros pintores. Tuvo enorme influencia en la pintura romántica e incluso en el impresionismo.



PINTURA CONTEMPORANEA





La primera contemporánea disolvió la existencia de los géneros, pero dentro de los diferentes “ismo de vanguardia pueden distinguir cuadros en los que lo representado es un paisaje, siempre con el estilo propio del autor. Cezanne, el “padre de la pintura moderna”, dedico toda, una serie de pintura a la montaña. En la Viena de principios de siglo, produjo obras de este repetidamente al paisaje de L¨Eataque. En la  viena de principios de siglo, produjeron obras de este género tanto el modernista Gustav Klimt como el expresionista Egon Shiele. Los expresionistas transmitieron sus sentimientos y sensaciones cromáticas también a través de paisaje, como hicieron Erich Heckel o Karl Schmidt- Rottluff en sus cuadros pintados en el pueblo pesquero de Dangast; Emil Nolde (El molino de Nordet 1932) o Kokoschka.
Las listas formas de abstraccion acabaron por suprimir la importancia del paisaje limitado el alcance del realismo y la representacion. no obstante, se emplea a menudo la expresion "paisajismo" con respecto a varios pintores no figurativos (bazaine, Le Moal o Manessier). El paisaje sicilio inspiro la obra del pintor expresionista social Renato Guttuso.



SIGLO XIX






“Todo conduce necesariamente al paisaje”, dijo el pintor alemán Rounge, frase que se puede aplicar a todo el siglo XIX. En Europa, como se dio cuenta John Ruskin, y expuso sir Kenneth Clark, la  pintura de paisaje fue la gran creación artística del siglo XIX, con el resultado de que en el siguiente periodo la gente era capaz de asumir que la apreciación de la belleza natural y la pintura de paisajes es una parte normal y permanente de nuestra actividad espiritual. En el análisis de Clark, las formas europeas subyacentes para convertir la complejidad del paisaje en una idea fueron cuatro aproximaciones fundamentales: por la aceptación de símbolos descriptivas, por la curiosidad sobre los hechos de la naturaleza y por la creación en la Edad Media de oro, de armonía y orden, que podría ser recuperada.
En la época romántica., el paisaje se convierte en actor o productor de emociones y de experiencias subjetivas. Lo pintoresco y lo sublime aparecen entonces como dos modos de ver el paisaje. Las primeras guías turísticas reemprenden estos puntos de vista para fabricar un recuerdo popular sobre los sitios y sus paisajes. Abrió el camino el inglés John Contable, que se dedicó  a pintar los paisajes de la Inglaterra rural, no afectados por la Revolución industrial, incluyendo aquellos lugares que le eran conocidos desde la infancia como el valle de Dedham. Lo hizo con una técnica de descomposición del color en pequeños trazos que lo hace precursor del impresionismo, realizo estudios de fenómenos atmosféricos, en particular de nubes. La exposición de sus obras en el salón de parís de 1824 obtuvo gran éxito entre los artistas franceses, comenzando por Delacroix. El también inglés William Turner, contemporáneo suyo pero de más larga vida artística, reflejo en cambio la modernidad, como ocurre en su obra más famosa: lluvia, vapor y velocidad, en la que aparecía un tema ciertamente novedoso, el ferrocarril, y el puente de Maidenhead, prodigio de la ingeniería de la época. Con Turner las formas del paisaje se disolvían en torbellinos de color que no siempre permitían reconocer lo reflejado en el cuadro.
En Alemania, Blechen siguió reflejando el paisaje tradicional por excelente, el italiano, pero de forma muy distinta a épocas precedentes. Presento una Italia poco pintoresca, nada idílica, lo cual fue objeto de críticas, Philipp Otto Runge y Caspar David Friedrich, los dos artistas más destacados de la pintura romántica alemana, si se dedicaron al paisaje de su país. Animados por un espíritu pietista, pretendía crear cuadros religiosos, pero no mediante la representación de escenas con tal tema, sino reflejado la grandeza de los paisajes de manera que movieron a la piedra.
El paso del paisaje clásico al paisaje realista lo de Camille Corot quien, como Blechen o Turner, paso su etapa de formación en Italia. Con él empezó otra forma de tratar el paisaje, distinta a la de los románticos. Como hizo después la escuela de Barbizon y, posteriormente, el impresionismo, dio al paisaje un papel bien diferente al de los románticos. Lo observaron de manera meticulosa y relativa en término de luz y de color, con el objetico de crear una representación fiel a la percepción vista que pueda tener un observador. Esta fidelidad, que se experimenta por ejemplo en los contrastes y los toques de modo vibrantes. Cuando Corot volvió a Francia, viajo por todo el país en busca de nuevos paisajes; frecuento el bosque de Fontainebleau, donde conoció a una serie de pintores que cultivaron escaso interés entre el público a la crítica, ya que la pintura académica seguía dominada por los cuadros de historia, el gran tema por excelencia. El más destacado pintor de la escuela de Barbizon fue Theodore Rousseau, al que siguieron Díaz de la Peña y Jules Dupre, Albert Charpin, el pintor de ovejas y rebaños, de la misma escuela, es otro ejemplo de pintura de paisajes, con belleza natural. Gustave Courbet no perteneció a la Escuela de Barbizon, pero pinto en su juventud paisajes realistas.
De enlace entre esta escuela y el impresionismo sirvieron Eugene Boudin y Johan Barthold Jongkind, que trabajaron en el campo, al aire libre, pintando paisajes bañados de luz. Como los pintores de Barbizon, los impresionistas buscaban sus motivos en la naturaleza real que los rodeaba, sin idealizarlas, pero su visión no es la sobria de la escuela realista, sino que glorificaban esa naturaleza intacta y la vida sencilla que reflejaban en sus cuadros. Diversos factores confluyeron para que surgiera el impresionismo e torno al año 1860 entre ellos la pasión por la pintura al aire libre y nuevos  temas, reflejados simplemente aquellos que esta ante los ojos: tanto el campo como la cuidad, el mar o los ríos con sus interesantes reflejos sobre el agua, tanto la luz del día como la artificial, en definitiva, “lo banal”, considerando que no hay tema menor, sino cuadros bien o mal ejecutados. Trabajaron con manchas de color, grandes pinceladas, sin el acabado pulido, esmaltado y frio de una pintura de paisajes tradicional, sino reflejado más bien la impresión del paisaje. La obra emblemática de este movimiento, de la que obtuvo su nombre, es precisamente un paisaje: impresión, sol naciente (1874), de Claude Monet. Sus principales seguidores fueron Camille Pissarro y Alfred Sisley.
La pasión del posimpresionista Vinecent van Gogh por la obra de sus predecesores, le llevo a pintar el paisaje provenzal a partir del año 1888. Su obra, de colores intensos, en los que las figuras se deforman y curvan, alejándose del realismo, es un precedente de las tendencias expresionistas.





 Las escuelas nacionales de pintura surgieron, en gran medida, a través de paisajistas que se inclinaron por pintar su tierra, en lugar del tradicional paisaje italiano. En los Estados Unidos, Frederick Edwin Church, gran pintor de panoramas, realiza amplias composiciones que simbolizan la grandeza e inmensidad del rio Hudson, que destaco en la segunda mitad del siglo XIX, es probablemente la más conocida manifestación autóctona del arte de paisaje. Estos pintores crearon obras de tamaño colosal intentando captar el alcance épico de los paisajes que los inspiraron. La obra de Thomas Cole, a quien se reconoce generalmente como fundador de la escuela, tiene mucho en común con los ideales filosóficos de las pinturas paisajísticas europeas, una especie de fe secular en los beneficios espirituales que pueden obtenerse de la contemplación de la belleza natural. Algunos de los artistas posteriores de la escuela del rio Hudson, como Albert Bierstadt, crearon obras menos cómodas, seguramente con exageraciones románticas, que enfatizaban  más los ásperos, incluso terribles, poderes de la naturaleza.
Conforme los exploradores, naturalistas, marinos, comerciantes y colonos llegaron a las costas del Canadá atlántico en los primeros años de su exploración, se enfrentaron a lo que veían como un entorno hostil y peligroso y un mar impecable. Estos europeos intentaron dominar este nuevo territorio sobrecogedor trazado mapas del mismo, documentándolo y reivindicándolo como propio. Su entendimiento de la naturaleza específica de esta tierra y sus habitantes fue muy variado, desde observaciones muy exactas y científicas a otras fantásticas o extravagantes. Estas observaciones están documentadas en el arte de paisajes que produjeron. Los mejores ejemplos del arte de paisajes canadiense pueden encontrarse en la obra del grupo de los siete, que destaco en los años de 1920.
En España aunque sigue sin cultivarse con particular intensidad este género, si se aprecia la recepción del paisaje realista a través de la obra del belga Carlos de Haces. Agustín Riancho relejo los paisajes de la montaña lo mismo que la Escuela de Olot se dedicó a paisajes de esa zona catalana, siendo su creador Joaquin Vayreda. El impresionismo, como en el resto de Europa, se recibió de manera atenuada, pero puede citarse a Diario de Reagoyos como un ejemplo de cultivador de ese estilo de paisaje. 










SIGLO XVIII






En el siglo XVIII cultivaron este género artístico italiano como Canaletto. S e especializo en el sub-género en sus viajes a Italia y que luego se llevaban como recuerdo a sus países de origen. Canaletto visito Inglaterra y allí recibió encargos de pintar, en el mismo estilo, los paisajes ingleses. Su sobrino Bellotto siguió la misma línea, pero consiguió imprimir a su obra un estilo propio.
El resto de la pintura dieciochesca carece de originalidad en cuantos al tratamiento del paisaje. Thomas Gainsbough, en cuadros como el abrevadero 1777 se inspira en los paisajistas holandese del siglo anterior. En españoa, fueron paisajismos Miguel Angel Houasse y Luis paret y Alcazar, cultivador del “paisaje con figura” como sus vistas de puertos del norte de España.







lunes, 21 de mayo de 2012

RENACIMIENTO







El paisaje adquirio autonomia iconografica en el siglo XVI. En su forma realista, se debe sobre todo al arte flamenco y aleman, como por ejemplo, Albert Durero, que dejo numerosas acuarelas de paisaje. En su forma idealizada de inspiracion clasica, es algo que debe atribuirse a a Italia, siendo El Perugino, maestro de Rafael, uno de los mas destacados elaboradores de vastos espacios en los que se situaban los personajes, con una fuerte acentuaacion del paisaje. En venecia, con su luz cambiante sobre las aguas, aunque el paisaje siguio siendo fondo de obras y no su motivo principal, se esmeraron por lograr realismo reflejando vistas de lagunas, sus calles y monumentos, asi como la tierra firme, y de los fenomenos atmosfericos como ocurre con la tormenta que ya des el siglo XVI de nombre al cuandro mas conocido de Giorgione.

En esta época, el paisaje sirvio para expresar las utopias urbanas y politicas emergentes. A menudo "percibido" a través del marco de las ventanas en los cuadros que representaban escenas interiores, fue consiguiendo un papel cada ves mas importante, hasta ocupar toda la superficie de la tela. Paralelamente, los personajes de las escenas religiosas en exterior fueron "encogiendo" hasta no estarmas que simbolozados por los elementos del paisaje, p.e Jesus de Nazaret por una montaña. Pero, como se ve, el paisaje seguia siendo solo parte de un cuadro d historia o de retrato.




En Flandes, la primera representacion del paisaje independiente fue la de Joachim Patinir, cuyas composiciones religiosas o mitalogicas estan totalmnete dominadas por la representacion ralista de la naturaleza, hasta el punto de que la escenas es mero "pretexto para representar un paisaje panoramico" o "geografico", desde un punto de vista muy elevado. En la generacion siguiente, alguna obras de genero de Pieter Brueghel el Viejo la figura humana queda reducida a la insignificancia, siendo lo importante el paisaje reprsentado, igualmente panoramico y desde punto de vista alto, como ocurre por ejemplo en El invierno del ciclo de estaciones del año. Ha de menconarse tambien la Escuela del Dnubio o "danubiana", en la que autores como Albrecht Altdorfer o Lucas Cranach el Joven sigue con el tipo de "paisaje panoramico", con amplias extenciones de terreno percibidas a vista de pájaro.

En la pintura española no abunda el paisaje, limitandose a representaciones de interes topografico o botanico. Pero si cabe mencionar un paisaje "puro" que atrajo grandemente la atencion, siglo despues, de surrealistas y expresionistas: la Vista de Toledo que pinto El Greco al final  de su vida. Los monumentos aparecen con cierto detalle, pero rodeados por un campo resulto a traves de mahas de color verde, lo mismo que el cielo son manchas de azul y todo elllo bañado por una luz tormentosa.   





EDAD MEDIA





Durante toda la Edad Media cristiana y el Renacimiento, el paisaje se concibe como una obra divina y su representación hace referencia a su Creador. En la pintura occidental, la representación realista del paisaje comenzó dentro de las obras religiosas del siglo XIII. Hasta entonces, las representaciones de la naturaleza en el arte pictórico había sido arquipica: líneas onduladas para el agua o festones para las nubes. Fue Giotto el primero que abandonando los precedentes modelos bizantinos, sustituyo el fondo dorado de las imágenes sagradas por escenarios de realidad. Aunque autores como Boccaccio alabaron su realismo de Giotto, lo cierto es que no dejaban de ser muchas veces representaciones simples: un árbol representaba un bosque, una roca una montaña. Poco a poco, a lo largo de la Baja Edad Media, la atención a esos retazos de naturaleza que aparecían en las escenas sagradas o míticas fue ampliándose, pero su carácter secundario lo revela el hecho de que muchas veces se dejaba a ayudantes, como ocurre en la anunciación florentina de Fra Angélico. Dentro del estilo italo-gotico, Ambrogio Lorenzetti supero la representación topográfica para crear auténticos paisajes dentro de sus alegorías del Buen y del Mal Gobierno en el Palacio Comunal de Siena, al estudiar las horas del día y las estaciones. La pintura gótica-flamenca se caracteriza por su “realismo en los detalles”, conseguido en gran medida gracias a la nueva técnica de la pintura al óleo, entre los aspectos a los que se prestó más atención y realismo estuvo el paisaje, tanto natural como urbano. Cabe citar, a este respecto, el plano del fondo de la virgen de Canciller Rolin, autentico paisaje en el que se detalla un jardín, más allá de un rio y a los lados una cuidad contemporánea del pintor.

miércoles, 16 de mayo de 2012

ANTIGUEDAD





En los tiempos de las más antiguas pinturas chinas a tinta se estableció la tradición de paisajes “puros”, en los que la diminuta figura humana simplemente invita al observador a participar en la experiencia.
Del Antiguo Egipto se conservan algunas representaciones paisajísticas esquemáticas en las tumbas de los nobles, grabadas en relieve durante el Imperio Antiguo y pintadas al fresco en el imperio Nuevo, suelen enmarcar escenas de caza o ceremonias rituales.
En Pompeya y Herculano se han preservado frescos romanos de cuartos decorados con paisajes del siglo I a. C. En la antigüedad grecorromana, el paisaje se pinta como fondo o entorno para contextualizar unas escenas principales.